Supremi apostolatus (en español, [Del] supremo apostolado) es la duodécima encíclica de León XIII, publicada el 1 de septiembre de 1883. Se trata de la primera de las once encíclicas que escribió el papa recomendando el rezo del santo rosario.[1] En esta encíclica lo hace consagrando el mes de octubre de ese año a la Reina del Rosario, concediendo distintas indulgencia a quienes se unan a al rezo del rosario en ese mes.
Encíclicas de León XIII sobre el rosario
Contenido de la encíclica
Expone así el papa, las causas que le mueven a unir a su defensa de la fe la petición de la ayuda divina, para lo que acudir a la Virgen María es el medio más eficaz,[a] pues su Hijo la situó en la cúspide de la gloria para socorrer a la humanidad. María ha sido el amparo de la Iglesia en los tiempos difíciles, así lo atestigua la historia, y recuerda especialmente el papel que desempeñó Santo Domingo de Guzmán, y su difusión del Santo Rosario, en la defensa de la fe frente a los albigenses.
También en el siglo XVI, la Iglesia regida en ese momento por Pío V, invocó a la Virgen con el rezo del Rosario, para salvar a la cristiandad del peligro turco. El mismo papa, en agradecimiento por la victoria de Lepanto, consagró una fiesta en honor de María de las Victorias; y Gregorio XIII sancionó esa festividad con el nombre de Virgen del Rosario; una festividad que Clemente XI la decreto para la Iglesia Universal.
El papa se refiere sucintamente al fomento de esta devoción por sus antecesores
El papa considera que, en el momento en que escribe, se presentan para la Iglesia peligros similares a aquellos que fueron superados con la ayuda de la Virgen, por eso, a fin de curar los males de esta época, quiere valerse del rezo del rosario, y con ese fin quiere consagrar el mes de octubre de ese año a la Reina del Rosario, decretando que en todo el orbe se celebre con especial solemnidad la festividad del rosario de modo que, desde el primero de octubre hasta el segundo día de noviembre se recen en todas las iglesias parroquiales, y en las iglesias y capillas dedicadas a la Virgen que el ordinario considere oportuno, al menos cinco misterios del rosario, seguidos de las letanías lauretanas; a ello se unirá la celebración de la misa, la exposición del Santísimo, recomendando que las cofradías del Santo Rosario lo canten en procesión. El papa concedió también diversas indulgencias a los fieles que acudiesen a esos actos; ya aquellos no pudiesen acudir e hiciesen en privado.
Concluye la encíclica suplicando a Dios, por intercesión de la Santísima Virgen, que derrame su gracia sobre los destinatarios de la encíclica e impartiendo a ellos, a su clero y al pueblo encomendado su bendición apostólica.
Véase también
- León XIII
- Encíclica
- Encíclicas de León XIII
- sobre el rosario
- Santo Rosario
- Cofradía del Santo Rosario
- Portal:Iglesia católica. Contenido relacionado con Iglesia católica.
Bibliografía
- Llamas, Enrique (2004), "El papa Leíbn XIII y la teología mariana", en Galindo, Ángel y Barrado, José (ed.), León XIII y su tiempo, Publicaciones de la Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca, pp. 489-515. ISBN 84-7299-589-5
Notas
Referencias


